sábado, 18 de junio de 2011

BON IVER O LA LONGITUD DE LAS CARICIAS

Bon Iver edita su segundo trabajo de larga duración tras su debut con For Emma, Forever Ago de 2008, un excepcional trabajo repleto de bellas canciones nacidas de la sutileza y el candor; alejado de la pretenciosidad y cultivado en la ingenuidad de un trabajo más cerca de la maqueta que de la producción de estudio. Y ahora, Justin Vernon nos ofrece un puñado de emocionantes canciones en esta ocasión sí primorosamente producidas. Para ello se ha rodeado de un grupo de selectos amigos que han aportado virtuosismo sonoro al álbum a través de encajes de bolillo instrumentales que depuran el estilo Bon Iver al tiempo que lo enriquecen. Las canciones de este nuevo trabajo siguen conteniendo bellos pasajes cargados de emoción y sutileza; cadencia y claridad al unísono. Si For Emma mantenía una constante de nostalgia cercana a la melancolía ahora florece un despertar más optimista y luminoso en las nuevas canciones del americano. Se estrena el disco con el single Calgary, donde se demuestra desde la primera escucha la sensibilidad contagiosa y el lirismo del trabajo. El resto del álbum fluye en ese ir y venir de dulces melodías que atrapan y que hacen vibrar nuestro lado más porcelana al tiempo que nos bombea las arterias; es lo que tienen esos discos de honda emoción: que hace infinita la longitud de las caricias. JMA

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